Colombia es el quinto país latino que más avanza en transición energética, según el Foro Económico Mundial
Colombia se posicionó como el quinto país de América Latina, después de Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay, que más avances ha logrado en materia de transición energética. También ocupó el puesto 35 a nivel mundial, con una mejora frente a 2023, cuando se ubicó en la casilla 39 en el mundo y a nivel regional en el puesto 6.
Sin embargo, el país sigue rezagado frente a los buenos resultados que obtuvo en 2021, cuando a nivel regional se ubicaba en el puesto 3 y mundialmente en el 29.
Así lo arrojó el Índice Global ETI (The Energy Transition Index) del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que mide cada año el desempeño del sistema energético de 120 países en materia de equidad, sostenibilidad y seguridad, y la preparación de un entorno propicio en cuanto a políticas y marco regulatorio, infraestructura, innovación, educación, capital humano, finanzas e inversión.
Los más destacados
Los 10 países mejor clasificados en el ETI son economías avanzadas, principalmente del norte de Europa. En conjunto, estos contribuyen solo con el 1% de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía, el 3% del suministro total y representan el 2% de la población mundial.
Suecia encabeza la clasificación, seguida de Dinamarca y Finlandia. Noruega, sin embargo, vio una caída en su clasificación ETI por primera vez en muchos años, debido al aumento de los precios de la electricidad y la disminución en el desarrollo de capacidad renovable.
En particular, seis economías del G20 figuran entre las 20 principales del ETI, incluidas Francia, Alemania, Brasil, China, el Reino Unido y Estados Unidos.
En cuanto a América Latina y el Caribe, el organismo anotó que la región ha experimentado el crecimiento más lento, con puntajes ETI que aumentaron solo un 3% durante la última década.
“A pesar de liderar la dimensión de sostenibilidad, en gran parte debido a la dependencia de la energía hidroeléctrica y las recientes expansiones de la capacidad solar y eólica, la región sorprendentemente experimentó una disminución del 70% en la inversión en energías renovables durante el mismo período. Además, la educación, el capital humano y la innovación, experimentaron descensos del 5% y el 9%, respectivamente, durante la última década”, indicó.
De esta manera, el estudio reportó que de 120 países, 107 han mostrado avances durante la última década. En particular, China y Brasil han progresado en los últimos años, principalmente debido a un aumento en la capacidad de energía renovable.
Los atrasos
Para el WEF, si bien cada vez más países avanzan en la adopción de fuentes renovables y de combustibles bajos en carbono, el ritmo se ha desacelerado y el progreso ha sido desigual, en parte debido a las crecientes incertidumbres en el panorama global.
De acuerdo con el organismo, la inversión mundial en energía limpia ha aumentado un 40% desde 2020, pero este crecimiento se ha concentrado principalmente en las economías avanzadas.
En cambio, dijo, otras economías emergentes y en desarrollo han recibido menos del 15% de la inversión total a pesar de representar el 65% de la población mundial y generar alrededor de un tercio del producto interno bruto (PIB) mundial.
“Esta disparidad pone de relieve una tendencia preocupante en la financiación de la transición energética en las economías emergentes y en desarrollo. Para alinearse con los esfuerzos por limitar el calentamiento global a 1,5°C, la inversión en energía limpia en estas economías fuera de China debe aumentar más de seis veces, pasando de 270.000 millones de dólares actuales a 1,6 billones de dólares a para la década de 2030”.
Por último, destacó que en un panorama global marcado por complejidades e incertidumbres se necesitan acciones más decisivas por parte de los gobiernos, con enfoques políticos adaptados a las prioridades y desafíos locales.
En este sentido, recomendó a los países tomar una serie de medidas: implementar regulaciones para avanzar en la descarbonización; lograr equidad energética para hogares vulnerables; incrementar inversiones en infraestructura; invertir en soluciones de eficiencia energética (gobiernos deben priorizar inversiones del sector privado e incentivar al ahorro de energía); mejorar las capacidades de la red y la colaboración entre sectores y naciones; menor intensidad de emisiones de combustibles fósiles; impulsar la I+D y las nuevas tecnologías; y priorizar el desarrollo de una fuerza laboral calificada.
Fuente:
el colombiano