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Energía renovable en entornos urbanos: el camino hacia la autosuficiencia.

Energía renovable en entornos urbanos: el camino hacia la autosuficiencia.

Categoría noticia: Energías renovables

En la encrucijada del siglo XXI, el clamor por soluciones energéticas sostenibles resuena más fuerte que nunca. La transición hacia fuentes de energía renovable se erige como el camino hacia la autosuficiencia, un viaje necesario para forjar un futuro más verde y resiliente además de garantizar nuestra supervivencia. El reto no se limita a evolucionar a esquemas de energías renovables, sino de permitir que permeen en el corazón de nuestras ciudades, que son el epítome palpable de los desafíos contemporáneos.

 

Nuestras ciudades se han creado y expandido en gran medida por necesidad. Improvisando en la planeación y el desarrollo urbano para favorecer el crecimiento por el crecimiento en lugar de la población y el bienestar. Por eso, no es sorprendente que según datos de la Agencia Internacional de Energía, las áreas urbanas consumen aproximadamente ¡el 78% de la energía global, siendo responsables de más del 60% de la emisión de gases de efecto invernadero! Esto, en contraste con que alrededor del 56% de la población mundial vive en ciudades, refleja un desequilibrio muy importante entre campo y ciudad que corresponde en gran medida a un problema estructural que es fundamental reconsiderar si queremos que la humanidad el planeta como lo conocemos alcancemos el mañana.

 

Contamos con diversas opciones para permear con energías limpias los entornos urbanos. En primer lugar, la energía solar se destaca como una opción viable para las ciudades. Datos de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) indican que la capacidad global de energía solar fotovoltaica se duplicó entre 2016 y 2019, alcanzando 578 gigavatios. Esta tendencia evidencia el crecimiento exponencial de la energía solar como una fuente significativa en el panorama energético global. En segundo lugar, la energía eólica se presenta como una opción potente y en expansión. Según la Global Wind Energy Council (GWEC), la capacidad eólica mundial superó los 700 gigavatios en 2020, con un aumento del 93 GW en comparación con el año anterior. Estos datos subrayan la contribución sustancial de la energía eólica para satisfacer las demandas energéticas urbanas de manera limpia y sostenible.

 

La integración de tecnologías de almacenamiento de energía es otro aspecto crucial. Según la Asociación de la Industria de Baterías de Energía Estadounidense (ESA), la capacidad de almacenamiento de energía en Estados Unidos alcanzó los 1.2 gigavatios en 2020, mostrando un aumento del 240% desde 2019. Esto evidencia la creciente importancia de almacenar la energía generada de fuentes renovables para su uso eficiente en entornos urbanos. Además, la electrificación del transporte en las ciudades es una estrategia clave. Datos del Foro Económico Mundial revelan que las ventas globales de vehículos eléctricos alcanzaron los 10.9 millones en 2020, representando un aumento del 43% respecto al año anterior. Esta transición hacia la movilidad eléctrica contribuye significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en áreas urbanas. Adicionalmente, la eficiencia energética en la infraestructura urbana desempeña un papel fundamental. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la implementación de medidas de eficiencia energética en edificaciones y sistemas de transporte podría reducir las emisiones de CO2 en alrededor de 6 gigatoneladas para 2050. Estos datos resaltan la importancia de maximizar la eficiencia en el consumo de energía para construir ciudades más sostenibles.

 

Claro, viviendo en un país que ha desairado las energías renovables más de una vez, parece una utopía hablar de ciudades impulsadas por energías limpias. Un sueño de solar punk; una fantasía aspiracional. Sin embargo, basta mirar más allá de nuestras fronteras para encontrarnos con que, no solo es posible, sino que hay países que se acercan a la meta a pasos acelerados. La perla de Dinamarca, Copenhague, destaca como un faro de éxito al lograr acercarse cada vez más al 100% de su electricidad producida por energías renovables. Nos demuestra que la clave de la transición radica en la adopción masiva de tecnologías renovables, algo en lo que la Inteligencia Artificial será un gran aliado para generar información a la medida sobre los beneficios económicos y medioambientales para vencer la resistencia al cambio y despejar el camino hacia la innovación sustentable.

 

El impacto económico de este cambio es notable. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) pronostica que, para 2050, el empleo en el sector de energías renovables podría alcanzar los 40 millones de puestos de trabajo. Un impulso económico significativo que acompaña la trascendental transición hacia la sostenibilidad, convirtiéndose inclusive en una bandera de resiliencia: ciudades que utilizan energías limpias tienen el potencial de recuperarse de crisis energéticas y desastres naturales más rápido que aquellas que no.

 

No obstante, a pesar de los beneficios comprobados, la transición energética no se dará por sí sola, menos en entornos tan complejos como las selvas de concreto que son nuestras urbes. Se necesita de la participación ciudadana y el esfuerzo colectivo, catalizado por educación ambiental y esfuerzos legislativos. Grandes corporaciones ya han tomado la batuta en esta cruzada, buscando neutralidad de carbono en sus operaciones para contribuir al medio ambiente, como lo está llevando a cabo Google con miras de lograrlo en 2030.

 

Lamentablemente, el ritmo de deterioro ambiental al que nos enfrentamos es mucho mayor que el ritmo al que estamos avanzando… y cada minuto que pasa, el costo de no actuar se vuelve más evidente. El cambio climático amenaza a las ciudades con fenómenos meteorológicos extremos, como gritos de la naturaleza recordándonos la necesidad imperante de garantizar la resiliencia futura en esquemas más sustentables. El cambio comienza en cada un o de nosotros, y estamos empezando tarde. Nos urge comenzar en lo individual para ir sumando esfuerzos; dejar de esperar a que otros decidan empezar para hacerlo nosotros. Solo unidos podemos lograr el cambio sustentable y autosuficiente que nos merecemos para así, rescatar a la naturaleza del daño que nosotros mismos le hemos causado durante generaciones. ¿Te unes a la iniciativa?

 

 


Fuente:
revista espejo

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