La política energética en la teoría económica
La relevancia de la energía en la denominada teoría económica ha ido evolucionando a través del tiempo conforme se ha ido reconociendo su importancia en el desarrollo económico, desde las primeras que la obviaban como factor productivo hasta otros estudios más recientes que identifican los recursos energéticos como una base fundamental del desenvolvimiento económico de un país (Ghosh et al., 2021). A día de hoy se ha llegado a convertir en uno de los ejes principales de las políticas de la Unión Europea.
En trazos generales, se podría decir que la energía es el recurso principal en el que se sustenta el resto de actividades económicas tal y como concluye el estudio de Díaz-García et al. (2019) motivo por el cual se puede denominar como economía de la energía al área de estudio que analiza las distintas interacciones entre ambos conceptos: economía y energía, en lo referente a distintos aspectos como la producción, consumo, distribución etc. tal y como lo definió William J. Baumol, al que se le atribuye el término, en su artículo “The Economics of Oil Scarcity: a critical review of some literature” y como más tarde desarrollaron otros estudios como los de Jaffe et al., (2005), Pindyck (2017) o Bento y Moutinho (2018).
Las primeras teorías.
Las primeras teorías sobre economía clásicas no incluían la energía como un factor de producción independiente. Sin embargo, debemos destacar que diversos autores tales como Adam Smith o David Ricardo si reconocieron el valor de los recursos naturales, en los que incluían la energía, en la producción de servicios y bienes. Ayres y Warr (2009) han señalado que, aunque fuese de forma implícita, los economistas antes citados si consideraban a la energía como factor productivo.
A raíz de la difusión de lo que se denominó Teoría del crecimiento económico, aumentó la atención sobre la implicación de la energía en el progreso económico. Por citar una, la Teoría del crecimiento endógeno defiende que el crecimiento económico puede estar impulsado por inversiones en capital humano, pero también en infraestructuras energéticas, de hecho, estudios como el de Smulders y van de Klundert (1995) han demostrado que invertir en capital energético puede impactar significativamente en el ciclo económico a largo plazo.
Otra teoría que debemos mencionar es la Teoría de la dependencia energética, que también ha sido objeto de numerosos debates. La teoría citada defiende que una elevada dependencia de energía externa puede traducirse en un impacto negativo tanto para la economía como para la seguridad de un país. Una investigación de Kowalska-Pyzalska et al. (2018) demostró que a mayores niveles de dependencia energética, menor competitividad y menor, también, crecimiento económico.
El impacto de la eficiencia
En los últimos años, otros autores como Schleich et al. (2016) han analizado el impacto de la eficiencia energética, en relación a la Teoría de la eficiencia energética, (en lo que a políticas desarrolladas se refiere) sobre el crecimiento económico de distintos países de la Unión Europea demostrando que implementar políticas que promuevan la inversión en eficiencia energética puede tener resultados positivos en dos direcciones, por un lado logrando una reducción del consumo y por otro, el crecimiento económico.
Una de las últimas teorías que se ha desarrollado es la Teoría de la transición energética, cuyo peso ha ido en aumento durante los últimos años debido al aumento de la preocupación por dar respuesta a los retos que supone el cambio climático y la sostenibilidad. Algunos estudios han destacado la necesidad de fomentar políticas que promuevan la reducción de emisiones y que fomenten las energías renovables como el de Sovacool et al. (2017).
¿Qué dicen las últimas teorías?
Se evidencia, a la vista de las ultimas teorías desarrolladas, la imposibilidad de no considerar a la energía como factor de producción principal e incluso de no ser ligado directamente al crecimiento económico tal y como concluyó hace años Georgescu- Roegen, (1971) que argumentó que la relación no solo era directa sino que además su escasez podía aminorar el crecimiento económico.
Fuente:
mundiario